Muchas veces, a la hora de pensar en nuestros hijos, soñamos con lo
que quisieran ser de grandes como por ejemplo: médico, maestro, bombero... Y es que todo sueño se
puede conseguir con un proyecto de vida y, en el caso de los niños, con
un proyecto educativo.
Debemos saber que todo proyecto educativo debe ser realista, ya que no podemos enseñar a esquiar a un bebé de meses que todavía no sabe andar, ni enseñar operaciones matemáticas muy complejas a un niño de cuatro años.
La razón extricta en que ni su mente ni su cuerpo (física o
cognitivamente) está preparado para ello, y sería inútil intentarlo. De
igual modo debemos saber que, por ejemplo, para montar en bicicleta siempre habrá tiempo, aunque le resultará más fácil aprender a un niño de cuatro años que a una persona de cuarenta años.